¿Es un lujo dormir bien?

Rotundamente no. Dormir bien es una necesidad. Sin embargo es habitual no dormir lo suficiente, bien por exigencias del trabajo, obligaciones familiares o incluso hábitos sociales y no pocas veces, cuando el organismo demanda más descanso, lo ignoramos y consumimos productos estimulantes como cafeína o medicamentos para evitar la sensación de fatiga, en lugar de darle a nuestro cuerpo lo que necesita: descanso.

En otras ocasiones, la falta de sueño está relacionada con problemas médicos, muy a menudo relacionados con el dolor, como el síndrome de piernas inquietas, entre otros.

Así el dolor es causa y a la vez consecuencia de desórdenes en el sueño.

La relación entre ambos está muy documentada y podemos afirmar que el correcto descanso es necesario para que los procesos reguladores y reparadores del organismo se lleven a cabo correctamente. Gran cantidad de estos procesos suceden durante el sueño, al igual que los cambios en la estructura y funcionalidad del cerebro (neuroplasticidad).

En caso de dolor crónico, los buenos hábitos de sueño proporcionarán al organismo las herramientas necesarias para repararse y reducir la percepción del dolor.

Las fases del sueño

Durante el sueño se producen varios ciclos (de aproximadamente 90 minutos de duración) en los que se alternan fases de sueño profundo y fases de sueño más ligero. Es durante el sueño profundo cuando se producen los procesos de reparación. Así, una interrupción del sueño en este momento dificultaría enormemente el éxito de este proceso. De igual modo, un sueño permanentemente ligero aunque dure 8 horas no es suficiente para nuestro organismo, al no alcanzar las fases de sueño profundo en las que el organismo realmente puede llevar a cabo sus funciones más importantes de reparación y regulación.